“PARA ABRIR A VOLUNTAD NUESTRA VENTANA A LOS MÁS BELLOS PAISAJES DEL MUNDOY OTROS LUGARES. Se extiende, con un pincel grueso, una capa de gouache negro -más o menos diluido según las zonas- sobre una hoja de papel blanco satinado, y se cubre ésta con otra hoja igual, sobre la cual se ejerce una presión moderada con el dorso de la mano. Se retira con cuidado esta segunda hoja por el borde superior como si se tratase de una decalcomanía, para reutilizarla y levantarla de nuevo, hasta que esté casi completamente seca"
Así definía André Breton el procedimiento de la decalcomanía en el número 8 de la revista Minotaure, cuya inención -o reivención- se le atribuye a Oscar Domínguez.
He decidio dedicar este post a la decalcoamanía del artista tinerfeño sobre el que me extiendo en uno de los capítulos prácticos de la tesis, porque en la evolución plástica de sus obras se ve muy claro como un encuentro más o menos azaroso, sugerente y de interpretación abierta para el espectador, es manipulado para dar lugar a construcciones pictóricas muy complicadas.
En la obra Decalcomanía sin objeto preconcebido, la mancha no hace referencia a nada concreto a pesar de que puede sugerir diferentes texturas de rocas, agua...etc. La intervención del pintor tras realizar la decalcomanía es nula.
Sin embargo, en la Decalcomanía con río y puente, del año 1937, el artista pinta el agua de azul y construye un pequeño puente sobre el río. Ya el título de la obra determina la visión de la obra.
Oscar Domínguez. Decalcomanía con río y puente. 1937
En sus últimos cuadros, Domínguez sigue utilizando la decalcomanía pero su manipulación posterior es mucho mayor. Usa diferentes colores y poco a poco va elaborando una arquitectura muy estructurada y compleja. No sé si lo podréis apreciar bien...
1 comentario:
muy azaroso el procedimiento, dan ganas de hacer...
a ver si actualizo el blog que lo tengo abandonado!
ondo segi!
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