Magia, mito, universidad y tradición gitana. Lo que más me gusta de Davies es que es totalmente atemporal.
"Creía que me había desarrollado emocionalmente porque buscaba la emoción en el arte, pero, claro, el arte no es emoción: es evocación y destilación de las emociones vividas."
"Con todo, lo habría sobrellevado hasta el final, pero empecé a desear ardientemente otro régimen de vida. El que ofrecía la Sociedad era bueno, pero ahí radicaba el problema, era "bueno" hasta la saciedad. Yo había conocido otro mundo y me entró una añoranza irresistible de la melancolía existencialista, el malicioso regocijo por las desgracias ajenas y el humor negro sazonaba la vida intelectual fuera del monasterio. Era como el niño que sólo recibe comida sana; mi alma moría por un poco de basura malsana que me equilibrase un poco."
"Entonces, "mamusia" empezó a tocar una música profundamente personal, una música que, de joven jamás habría tocado en un comedor de oficiales ni en un restaurante de moda a la hora de cenar. La llamaba "El canto del oso": los gitanos que tenían un oso amaestrado se la tocaban o cantaban a su animal, pero yo creo que era todavía más antigua: para los gitanos de tiempos tan remotos, el oso no era únicamente un bien valioso y un medio para hacer dinero, sino también un compañero y quizá un objeto de veneración. ¿Parece increíble? Sólo hay que fijarse en cómo hablan algunas personas con su perro o su gato, hoy en día; suelen emplear el tono sentimental que les parece apropiado para un animal no muy peligroso, pero, ¿cómo hablar con un oso, que puede matar? ¿Cómo se pide amistad? ¿Cómo requerir su sabiduría, tan diferente de la humana, pero no impenetrable?"
"Los llamados magos, o santos naturales, poseen poder sobre las fuerzas y facultades de la naturaleza, porque existen hombres santos de Dios que sirven a la vida beatífica y se llaman santos, pero también hay hombres santos que sirven a las fuerzas de la naturaleza, y se llaman magos (...) Son capaces de hacer lo que otros no pueden, porque se les ha concedido ese don especial."
"¿Es que no se acuerda de los ángeles rebeldes? Eran ángeles de verdad, Samahazai y Azazel. Revelaron los secretos del Cielo al rey Salomón y Dios los expulsó, pero, ¿se entristecieron y planearon venganza? ¡No, qué va! No eran egoístas amargados como Lucifer. Al contrario, ayudaron a la humanidad a avanzar, descendieron a la Tierra y enseñaron lenguas, medicina, derecho e higiene -nos lo enseñaron todo- y con frecuencia gozaron de particular predicamento entre "las hijas del hombre". Es un fragmento maravilloso de las escrituras apócrifas y creía que lo conocería, porque sin duda ¡es la explicación del origen de las universidades! (...) los ángeles rebeldes le enseñaron -a Dios- que ocultar el conocimiento y la sabiduría y guardárselos para Sí era hacer como el perro del hortelano. Lo considero una prueba de que acabaremos civilizando a Dios."
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